
¿Te has dado cuenta que cuando accedes a una página web, algunas empiezan por HTTP y otras por HTTPS?
Es posible que no, porque desde hace un tiempo los navegadores ocultan el comienzo de las URLs. Algo curioso, porque se trata de un aspecto muy importante.
De hecho, puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de una página web.
Así de relevante es y por ese motivo, es importante que sepas qué es HTTPS y sus diferencias con HTTP.
Que es lo que te contamos en las líneas de más abajo, además de porqué debes usar HTTPS y cómo cambiarte a él si tu web funciona con HTTP a “secas”.
Es información vital para todo aquel que tenga una web y quiera llegar al mayor número de personas posibles así que, si es tu caso, nuestro consejo es que sigas leyendo.
¡Empezamos!
¿Qué es HTTP?
Para conocer la diferencia entre 2 conceptos, lo primero que debes saber es en qué consiste cada uno.
Y empezando por HTTP, se trata de un protocolo de transferencia de hipertexto, o HyperText Transfer Protocol en inglés (de ahí sus siglas).
Esa es la explicación técnica pero dicho en palabras más sencillas, HTTP es lo que permite a un navegador web conectarse a un servidor y mostrar en pantalla una página web.
¿Qué es HTTPS y en qué se diferencia de HTTP?
¿Puede una sola letra marcar una gran diferencia? No sabemos en otros casos, pero desde luego aquí sí.
Porque esa “S” es de seguridad, lo que convierte a HTTPS en un protocolo de transferencia de hipertexto seguro (o HyperText Transfer Protocol Secure en inglés).
¿Cómo? Combinando HTTP con el protocolo SSL/TLS, que se encarga de encriptar los datos para que (en teoría) nadie pueda acceder a la información intercambiada entre cliente y servidor.
Por lo tanto, la gran diferencia entre HTTP y HTTPS es que este último es más seguro.
4 motivos por los que debes usar HTTPS en tu web
Aunque solo el hecho de tener una página más segura ya es motivo suficiente para apostar por este protocolo, la realidad es que usar HTTPS en tu web tiene todavía más ventajas.
Y de todas ellas, las más importantes son estas.
1. A Google le encanta la seguridad
Además de dominar el mundo, la otra gran misión de Google es ofrecer los mejores resultados a todo aquel que use su buscador.
Por eso, debes intentar resolver la intención de búsqueda del usuario mejor que nadie si quieres posicionarte lo más arriba posible.
El problema es que por muy bien que lo hagas, si tu blog no es seguro es complicado que la gran G te coloque en la primera página de su buscador.
Algo lógico, ¿o tú usarías una herramienta que te lleva a lugares de poca confianza?
Por eso debes usar HTTPS en tu web, porque es un primer paso para decirle a Google que tu web es de fiar.
2. Transmites más confianza a tus visitas
¿Alguna vez has entrado a una tienda o local físico, te ha dado mala espina y te has ido enseguida?
Pues lo mismo ocurre en Internet.
Solo que en la red de redes es todavía más importante, porque al acceder a una web sin HTTPS el navegador muestra todo el rato un mensaje del tipo: “este sitio web no es seguro”.
Y como imaginarás, nadie querrá navegar por una página en la que sus datos e información no están a salvo.
No importa que seas el mayor experto en tu campo y que ofrezcas la mejor solución a sus problemas, nadie (o casi nadie) confiará en ti.
Por lo que al final, todo tu trabajo no servirá para nada.
3. Aumenta tus ventas
Esto es algo que cae por su peso teniendo en cuenta las ventajas anteriores.
Y es que si consigues posicionar tu tienda online más cerca del TOP 1 de Google y además, los usuarios se sienten seguros en tu web, es obvio que resulta más sencillo vender tus productos o servicios.
Pero esta ventaja no es exclusiva para un ecommerce.
De hecho, es algo de lo que se beneficiará cualquier tipo de web. Por ejemplo, en un blog hará que la gente deje más comentarios o en una página de un negocio local, que pidan más presupuesto a través del formulario.
4. Más seguro frente a ataques informáticos
No podemos olvidar que la “S” de HTTPS es de “seguro” y, aunque por desgracia no hace que tu sitio sea infranqueable, no deja de ser una capa extra de seguridad que evitará ciertos ataques.
Porque tener una web a prueba de hackers no depende de un único factor, sino de la suma de varios:
- Alojarla en un hosting seguro.
- Contar con un firewall.
- Mantener actualizado WordPress (tanto el núcleo como los plugins).
- Etc.
Y por supuesto, hacer que todas las conexiones a tu página sean a través del protocolo HTTPS.
Cómo pasar una web con HTTP a HTTPS
Como es obvio, lo ideal es que uses la versión segura del protocolo desde el principio pero si no es así, siempre estás a tiempo de pasarte a él.
Algo que como acabamos de ver, deberías hacer sí o sí.
¿Cómo de complicado es el proceso? En sí no representa grandes dificultades, pero hacerlo en una web que ya está online conlleva ciertos riesgos.
En concreto, que se llene de errores 301 y que pierda todo el posicionamiento. Por eso, lo primero que debes hacer es una copia de seguridad de tu página.
Una vez creada, los pasos a seguir son estos:
- Consigue el certificado de seguridad: para ello, puedes contratar un certificado SSL profesional u optar por Let’s Encrypt, que es gratuito y suele estar incluido en la mayoría de los mejores hostings.
- Añade el certificado al dominio: el siguiente paso es acceder al panel de administración de tu servidor y ahí, encontrar la opción que te permite instalar el certificado en el dominio (si no lo encuentras, ponte en contacto con el servicio técnico).
- Haz que todo pase por el HTTPS: como la idea es que nadie pueda acceder a la versión no segura de tu web, debes redirigir todo el tráfico a través del HTTPS (puede ser con el fichero .htaccess, con un plugin, en panel de control del hosting, etc).
- Comprueba que todo funciona: asegúrate que todas las páginas, archivos y enlaces cargan a través de HTTPS y que no hay manera de acceder a la versión no segura de tu web.
Por último, no olvides notificar a Google del cambio de protocolo para que empiece a ver tu sitio con mejores ojos. 😉
Queda claro, la diferencia entre HTTP y HTTPS es más que una sola letra
De hecho, no sería exagerado decir que la diferencia entre ambos protocolos marca la línea entre el éxito y el fracaso de tu proyecto web.
Porque como hemos visto en este texto, HTTPS no solo te hace la vida más sencilla, sino también la de tus usuarios.
Y si además a Google le encanta, no hay ningún motivo para no optar por la versión segura del protocolo que permite la navegación web.
Así que ya sabes, no te pongas piedras en tu propio camino y elige siempre HTTPS para tu página web.